Sexta entrega de la serie “Comercios del Casco Antiguo, Comercios que dejan huella” dedicada esta vez a un comercio más que centenario: la Vinoteca Murillo. Aunque en su pagina web dicen que el origen del negocio se remonta a 1890, mis investigaciones históricas me han permitido descubrir que el origen es bastante anterior. En 1863 ya aparecía Fermin Sanciñena como propietario de una tienda de vino, aguardiente y aceite al por menor en el nº 1 de la calle San Gregorio. Algunos años más tarde, concretamente en 1879 aparece un tal Mateo Muniain Reta como dueño de una tienda de vinos en esa misma dirección. Se puede comprobar en la Guía Comercial de Bailly-Baillire de ese año. La primera noticia que tenemos, no obstante de su fundador es de 1883 en que un tal Miguel Muniain declara una finca urbana en el nº 1 de la calle San Gregorio. ¿Sería Miguel hijo o familiar de Mateo o simplemente hubo una confusión de nombres por parte del mencionado anuario?. Nadie me ha podido aclarar este extremo. En 1886 aparecía el negocio de Miguel, en las hojas catastrales municipales, como “comercio de vinos al por mayor”, en su almacén, y “al por menor”, en su taberna. En 1891, siendo arquitecto municipal Florencio Ansoleaga, Miguel Muniain pedía autorización al Ayuntamiento para derribar el inmueble y construir, en el solar, el edificio que ha llegado hasta nuestros días. El proyecto arquitectónico del edificio lo hizo el arquitecto Julián Arteaga.
Parece ser que al filo del nuevo siglo, en torno a 1902, Miguel Muniain fue arrendatario, durante algún tiempo, del Juego Nuevo de Pelota, situado en el nº 12 de la avenida de San Ignacio, que pertenecía a la Casa de Misericordia. El lugar contaba con dos frontones, además de otras dependencias anexas. En este lugar vendía Miguel, además, al por menor, vino y aguardiente. Y por supuesto seguía vendiendo, al por menor, vino y aguardiente y al por mayor, por decalitros, en su casa (planta baja) de San Miguel, 16-18. En 1904 tuvo un pequeño contencioso con el Ayuntamiento porque éste quería imponerle una doble imposición fiscal. Muniain aceptaba pagar por el despacho de vinos al por mayor y, también, por el de vinos al por menor, (en la taberna), pero no por dos despachos de estos últimos, por dos tabernas, como decía el Ayuntamiento que tenía, dada la disposición física del local, ya que como ahora tenía dos entradas a dos calles diferentes. El Ayuntamiento, finalmente, aceptó las justificadas razones del comerciante.
En 1905 Miguel solicitó al Ayuntamiento le diese de alta como figón, el despacho que tenía en la planta baja. En los años siguientes la tienda mantuvo estas dos líneas de negocio: la venta de vinos y aguardientes al por menor y la de vinos y licores al por mayor. A finales de 1914 cogía las riendas del negocio Aniceto Muniain Olagüe, que adquirió, en 1920, un despacho de vinos en el nº 25 de la calle San Nicolás a Francisco Navarlaz, que mantuvo durante algunos años. En los años 30, con Aniceto Muniain al frente del negocio, la tienda aparecía, también, como almacén de vinos y depósito de champan, vendiendo además licores y ampliando el local hasta el nº 20 de la calle San Miguel. Al comenzar los años 40 falleció Aniceto Muniain y se hizo cargo del negocio José Antonio Murillo Anoz, sobrino de su mujer, Damiana Anoz, hermana de Matías Anoz, el propietario de Casa Marceliano. Al morir Damiana sus propiedades se legaron a la parroquia de San Nicolás, por lo que tanto los vecinos como el titular del negocio, José Antonio Murillo, tuvieron que negociar con la iglesia para recuperar la propiedad de las mismas. Como curiosidad cabe señalar que los Muniain tenían un chalet en el solar donde se construyó luego el nuevo edificio de Caja de Ahorros de Navarra, en la avenida de Carlos III.
José Ignacio Murillo, uno de los actuales titulares de la tienda y tercera generación del negocio, junto a su hermano José Antonio, entró a trabajar en el establecimiento a finales de los años 50, haciéndose cargo de la titularidad, junto a su hermano, en el año 1992. Fue entonces, por estas fechas, cuando decidieron cambiar el viejo nombre de la tienda que aun hacia referencia a los Muniain, por el de la familia Murillo. El establecimiento se conserva actualmente con ese aire tradicional de los comercios de antes, “con una fachada de tabla, con unos bonitos rótulos dorados sobre cristal oscuro. En el interior del local comercial existe una interesante escalera de caracol de fundición. En la fachada a San Gregorio, próxima al chaflán se ubica una hornacina con la imagen de un obispo”.
Actualmente Vinoteca Murillo vende una gran variedad de productos, vinos de todo tipo: con Denominación de Origen, de Pago, Vinos de Calidad, Vinos de la Tierra, Vinos Espumosos y Vinos de Mesa, champagnes, cavas, espumosos, licores de las marcas de mayor prestigio tanto nacionales como internacionales y productos gourmets (pimientos del piquillo, esparragos, patés, pochas, habas, guindillas, bonito del norte, aceites, aceite ecológico de Navarra, vinagres selectos, pastillas de café y leche 7 de julio, etc). Con el fin de conservar y mantener los vinos en las condiciones apropiadas, disponen de una bodega subterranea para su almacenamiento. Además se puede encontrar en esta tienda aquellos accesorios que necesite el amante del buen vino, bien para completar su bodega o para regalar: gran surtido de aireadores, decantadores, distintos sacacorchos, bombas de vacío, recogegotas, botas de Las Tres Z.Z.Z. Así mismo, ofrece productos más artesanales de elaboración casera o natural como el patxaran o el txakoli. Dan información y asesoramiento sobre los distintos tipos de vinos, su denominaciones y nacionalidades, ofreciéndole al cliente aquel que más se ajuste a su gusto y presupuesto. Recogen todo tipo de encargos, ofrecen servicio a domicilio y se les puede encargar cestas de regalo y lotes de Navidad.
Fotos, por orden de aparición: Nº 1. Postal de A. de león (1910-1920), Nº 2. AMP, Galle. 1979, Nº 3, 4 y 5: Fotos del interior y exterior de Vinoteca Murillo (de su página web). Nº 6. Archivo Asociación Casco Antiguo de Pamplona